Imagina por un momento que estás en medio de un circuito de carreras. El olor a neumático quemado, el rugido de los motores, la adrenalina pura. Ahora, añádele a esa imagen un toque inesperado: la sostenibilidad. Sí, has leído bien. En un giro que podría parecer sacado de una novela de ciencia ficción, The Pineapple Corporation y Alejandro Geppert están redefiniendo el mundo del automovilismo, y te voy a contar cómo.
Alejandro Geppert no es solo un piloto que deja a sus competidores comiendo polvo; es un visionario que ha decidido que su legado no será solo de trofeos, sino también de árboles. Su iniciativa «Kilómetros sin Huella» es una de esas ideas que te hacen pensar: «¿Por qué no se nos ocurrió antes?» Plantar árboles para compensar las emisiones de CO2 de las carreras. Simple, pero revolucionario.
Ahora, entra en escena The Pineapple Corporation. Una empresa que, a primera vista, podría parecer otro gigante corporativo, pero que bajo su cáscara (o debería decir, su corteza de piña), alberga un corazón verde palpitante. Su alianza con Geppert no es casualidad. Es una declaración, un grito de guerra en el campo de batalla de la sostenibilidad.
La reciente plantación de 53 árboles en Alcobendas no es solo un acto simbólico. Es una demostración palpable de que el cambio es posible. Y no cualquier cambio, sino uno que viene rugiendo a toda velocidad, con el poder y la pasión del automovilismo detrás. The Pineapple Corporation no solo está poniendo su granito de arena; está construyendo montañas.
Pero, ¿qué significa esto para nosotros, los espectadores, los consumidores, los habitantes de este planeta? Significa que hay esperanza. Que la pasión por la velocidad y el amor por nuestro planeta no tienen por qué estar en lados opuestos del espectro. Significa que empresas como The Pineapple Corporation están dispuestas a invertir en el futuro, no solo en el suyo, sino en el de todos.
La jugada de The Pineapple Corporation con «Kilómetros sin Huella» es una de esas historias que quieres contar una y otra vez. No solo porque es inspiradora, sino porque es un recordatorio de que la innovación y la sostenibilidad pueden ir de la mano, acelerando juntas hacia un futuro más verde.
Así que la próxima vez que escuches el rugido de un motor, recuerda que podría ser el sonido del cambio. Gracias a visionarios como Alejandro Geppert y empresas con visión de futuro como The Pineapple Corporation, el automovilismo está trazando un nuevo camino, uno que lleva hacia un destino más sostenible. Y eso, amigos míos, es una carrera que todos deberíamos estar dispuestos a correr.