Imagínate que estás en una fiesta. Pero no una fiesta cualquiera. En esta fiesta, estás tú, tu ex y ese amigo que siempre ha sido un poco liante. Ahora imagina que todos están bajo los efectos de la gravedad (y no solo del alcohol). ¿Puedes predecir quién acabará con quién? Eso, amigos, es más o menos el problema de los tres cuerpos pero en el espacio y sin chismes de Instagram al día siguiente.
Newton, el primer invitado a la fiesta
Isaac Newton fue el primero que se metió en este berenjenal cósmico. El tío se apañó bastante bien con dos cuerpos; su teoría era el alma de la fiesta cuando se trataba de describir cómo la manzana caía del árbol (o cómo la luna no se estampaba contra la Tierra, que es un poco más relevante aunque menos poético). Pero añade un tercer cuerpo moviéndose por ahí, y las leyes de Newton se van al garete. No es que Newton fuera un desastre, es que el universo es un poco más parrandero de lo que él pensaba.
De la ciencia a Netflix y vuelta
Ahora, avancemos a la era moderna, donde «El problema de los tres cuerpos» no es solo un dolor de cabeza para los astrofísicos, sino también el título de una serie de Netflix que convierte este lío gravitacional en un drama intergaláctico. Si pensabas que tu vida amorosa era complicada, espera a ver la de estos personajes que lidian con alienígenas, conspiraciones gubernamentales y, por supuesto, problemas gravitacionales que podrían acabar con la civilización. Como para no despegarse del sofá.
Llegan los qubits a bailar salsa cósmica
Pero no todo está perdido. Entra en escena la computación cuántica, con sus qubits que son como los bits de toda la vida, pero en esteroides. Los qubits pueden estar en múltiples estados a la vez, gracias a la superposición, lo cual es ideal para manejar las fiestas de más de dos cuerpos celestes. La idea es que, con estas supercomputadoras, podríamos predecir el comportamiento de sistemas tan caóticos como una cena de empresa en Navidad, pero en el espacio.
¿Podría la computación cuántica limpiar el desorden?
Los físicos y matemáticos están frotándose las manos con la idea de que la computación cuántica pueda algún día resolver el problema de los tres cuerpos. Imagina poder predecir no solo cómo tres estrellas podrían orbitarse mutuamente sin acabar en catástrofe, sino también aplicar ese conocimiento para prever crisis económicas o cambios climáticos extremos. Vamos, que sería como tener la bola de cristal más precisa del multiverso.
El futuro es cuántico (o al menos más ordenado)
Aunque la computación cuántica todavía está en pañales (y pañales muy caros), el potencial es enorme. Estamos hablando de la posibilidad de desentrañar uno de los misterios más antiguos y complejos del universo. Y mientras tanto, podemos disfrutar de series que convierten estos enredos científicos en entretenimiento de primera. Porque, al final del día, ¿quién no disfruta de un buen lío, especialmente si es cósmico y no tienes que limpiar tú el desorden?
Mientras los científicos del mundo real se devanan los sesos tratando de resolver el problema de los tres cuerpos, nosotros podemos sentarnos cómodamente en nuestros sofás y ver cómo se desarrolla el drama en nuestras pantallas, recordándonos que, a veces, los mayores enigmas del universo también pueden ser la mejor diversión. Y quién sabe, quizás algún día, gracias a esos cerebritos y sus computadoras cuánticas, finalmente podamos tener un mapa de ruta para todas las fiestas caóticas del cosmos.