¿Te has preguntado alguna vez qué habría pasado si hubieras tomado una decisión diferente? ¿Si en vez de aceptar aquel trabajo, hubieras decidido viajar por el mundo? ¿Si en lugar de quedarte en tu zona de confort, te hubieras arriesgado por algo más grande? Pues bien, según una de las teorías más fascinantes y controvertidas de la física cuántica, en algún lugar de este vasto universo (o mejor dicho, multiverso) esas decisiones se hicieron realidad. Así es, la hipótesis de los muchos mundos nos dice que cada elección que tomas crea un universo paralelo.
Suena a ciencia ficción, ¿verdad? Pues no tan rápido. Vamos a desentrañar esto y, si al final te vuela la cabeza, no digas que no te avisé.
El origen del multiverso: Schrödinger y su gato
Todo empieza con uno de los personajes más conocidos en la física cuántica: el gato de Schrödinger. Ese pobre gato encerrado en una caja que está vivo y muerto al mismo tiempo. ¿Cómo puede ser? Pues bien, en el mundo cuántico, las partículas no están en un estado fijo hasta que las observas. Viven en una especie de limbo, en superposición, siendo todo y nada a la vez. El gato de Schrödinger es el experimento mental que nos muestra esta locura.
Ahora bien, ¿qué pasa cuando observamos la caja? En el instante en que miramos, colapsa la función de onda y el gato se decide: o está vivo o está muerto. Pero aquí viene el giro de guion: según la teoría de los muchos mundos, cuando tomas esa decisión, el universo se divide. En un universo, el gato vive. En otro, muere. Y así, con cada pequeña elección, se crean infinitos mundos paralelos. Un multiverso en constante expansión donde cada posibilidad se convierte en una realidad en algún lugar.
La teoría de los muchos mundos: Un universo por cada elección
El físico Hugh Everett III fue el genio (o loco) que propuso esta teoría en los años 50. Según él, cada vez que ocurre algo cuántico, el universo se divide en dos versiones: una donde pasa una cosa, y otra donde pasa lo opuesto. Así que, en teoría, existen infinitos tú. Uno que se convirtió en astronauta, otro que decidió ser chef, otro que sigue con esa pareja que dejaste hace años… y sigue la lista.
Para que te hagas una idea: cada vez que eliges café en lugar de té, cuando decides cruzar la calle o quedarte en casa, el multiverso se expande, creando un universo donde tomaste cada opción posible. La vida es un menú infinito de posibilidades, y cada una de esas posibilidades existe en algún lugar. Si esto no te deja con la cabeza dando vueltas, espera, que viene más
¿Ciencia o ciencia ficción?
Puede que ahora mismo estés pensando: “Vale, esto suena genial, pero ¿cómo sabemos que es verdad?” Y aquí está el dilema. Nadie lo sabe a ciencia cierta. La teoría de los muchos mundos es fascinante, pero también es tan difícil de probar como de refutar. No hay un «portal» al que podamos entrar para ver esos universos paralelos (todavía). Pero lo que sí sabemos es que las matemáticas cuánticas funcionan mejor con esta teoría.
Por ejemplo, los experimentos cuánticos muestran que las partículas pueden estar en varios estados a la vez, y la hipótesis de los muchos mundos explica esto de forma elegante. Así que, mientras que otros físicos han intentado encontrar maneras más “convencionales” de explicar esta locura cuántica, la teoría de Everett sigue ganando terreno.
El impacto filosófico: ¿Es esto el fin del libre albedrío?
Y aquí es donde la cosa se pone realmente interesante. Si todo lo que puedes imaginar (y lo que no) existe en algún lugar, ¿qué pasa con el libre albedrío? ¿Tiene sentido hablar de decisiones y de responsabilidades si en algún universo tú ya tomaste la decisión opuesta?
Esto nos lleva a preguntas que han preocupado a filósofos durante siglos: ¿Estamos realmente en control de nuestras acciones o somos solo espectadores de un guion que se ejecuta en infinitos universos? Porque, si cada vez que eliges, el universo se divide, ¿qué diferencia hay entre una decisión y otra? En algún lugar, siempre habrá un “tú” que tomó el camino contrario. Puede sonar aterrador, pero también hay algo liberador en todo esto. En algún universo, siempre se hace lo correcto.
¿Y si el multiverso es real? Implicaciones futuras
Imagina un futuro donde podemos observar esos otros universos. Donde no solo sabemos que existen, sino que podemos interactuar con ellos. Sería la revolución más grande de la historia. Quizá podríamos ver cómo se desarrollan otras versiones de nuestras vidas, aprender de los errores (y aciertos) de esos otros «yo». Podríamos estudiar universos en los que la tecnología ha avanzado más rápido, o incluso en los que se han resuelto los grandes misterios de la humanidad.
Pero claro, eso también viene con sus peligros. ¿Qué pasaría si en otro universo hay un tú que decidió hacer cosas que aquí considerarías impensables? ¿O si una versión de ti mismo se convierte en tu mayor competidor en tu propia realidad? Las posibilidades son tan infinitas como los universos que se generarían.
El multiverso cuántico es tanto una broma cósmica como una posibilidad real
La teoría de los muchos mundos nos dice que todo lo que hacemos, lo que decidimos, se multiplica en infinitos universos. Todo lo que imaginamos ya existe, en algún lugar, y nuestras vidas son solo una ramificación de esa red infinita de posibilidades.
Si es cierto o no, todavía no lo sabemos. Pero, al fin y al cabo, ¿qué es la ciencia sino una forma de explorar lo imposible? Quizá, en algún universo paralelo, ya hemos encontrado la manera de saltar entre mundos, de vivir todas las vidas posibles. Mientras tanto, aquí estamos, en este universo específico, el único que conocemos. Y quizá, solo quizá, esa es la parte más fascinante: vivir como si todas las opciones existieran, pero solo pudiéramos elegir una.